El golpe fue brutal, yo llevaba el cinturón puesto, aún
así sentí como mi nuca se aplastaba contra el
apollacabezas. Después de uno segundos, miré por el
retrovisor, la luz del alumbrado del cruce solo me permitía
ver una masa oscura, nada más.
Me decidí a
salir del vehículo para ver como estaba el que me había
dado el golpe. Al acercarme vi una cabeza que estaba reposando sobre
el radio del volante, golpee la ventanilla, no se movió nada.
Volví a golpear, la cabeza no reaccionaba, decidí
abrir la puerta, en ese momento, reacciono, entonces pude ver sus
ojos, tristes, muy tristes.
¿ Todo bien ? le pregunte.
Creo que si, me dijo ella.
Su voz temblaba, como sus
manos, todo su cuerpo parecía estremecerse.
¿
Llamo una ambulancia ? le dije.
No hace falta, estoy bien...
¿ Seguro ?
Entonces intento salir del coche,
puso una pierna en el asfalto, luego, lentamente, la otra, mientras
se apoyaba en la puerta, se incorporo, estaba lívida, pero
entera, no parecía tener ninguna herida.
¿ De
haber sido un hombre, habrías reaccionado igual ?
¿
A qué venia semejante pregunta.... ? Casi se mata y me viene
con ramalazos feministas...
Lo mismo, le dije, pero creo que
no viene al caso, sino que lo importante es que podamos hablar, lo
estropeado solo es metal.
En tu caso, metal viejo, me
respondió...
Era verdad, esa noche salí el
Porsche a pasear, se me había olvidado...
Mira, así
tengo una excusa para llevarlo al taller, que hace tiempo que no lo
visita, bromee.
Ella sonrió, pero esa mirada triste
era difícil de sostener.
Bueno, el tuyo se esta
meando, le dije señalando el charco de agua que se había
formado debajo de su radiador.
Ella miro el desastre, pero
parecía no verlo, como si no fuera con ella.
¿
Llamamos al seguro ? Me dijo ella.
Al cabo de un rato, vino
una grúa y se llevo a su coche, el mio estaba en condiciones
de continuar, pero solo hasta mi garaje.
Me ofrecí
llevarla hasta su casa, a ella le pareció bien.
Cuando
llegamos, me propuso subir beber una copa, para ahogar el susto y
repasar los papeles del seguro.
Era una oferta muy tentadora,
no había tenido suerte en la discoteca, puede que el accidente
trajera otra cosa que el habitual disgusto.
Deje el coche en
su plaza de aparcamiento y nos fuimos a su apartamento.
Una
vez en el ascensor pude mirarla con detalle, llevaba un abrigo largo,
pero se le adivinaba muy buen tipo, parecia tener unos treinta años,
pero hoy en día es muy difícil acertar la edad de una
mujer, cuando ella se lo propone...
Ella me ofreció un
wisky maltés, mientras ella tomaba un Cuba Libre, al rato
estábamos en el suelo, enrollados como dos universitarios
después de los exámenes.
Por la mañana,
me dijo que le gustaría volver a verme, algo, en su mirada, me
lo suplicaba, no pude negarme, esa misma tarde le acompañe al
cine, después un buen restaurante en el Madrid castizo, unas
copas en la terraza de su casa y otra vez hasta la mañana
siguiente estuvimos juntos.
Eran las nueve de la mañana,
tenia que ir a la oficina, reuniones, clientes, teléfono lo
habitual me esperaba en un día normal de trabajo, pero el
cuerpo me pedía paz, dos días de desenfreno marcan a
uno, sobretodo cuando rozas los cincuenta.
¿ Estas
cansado ? Me pregunto ella...
Un poco, me pesan las piernas,
los brazos, todo...
Su mirada había cambiado, era
mucho mas alegre, casi socarrona... ¿ Podía haber sido
yo la causa de ese cambio ?
Como una gata, salio de la cama,
se puso una bata corta y se fue...
Ya sabes donde esta la
ducha, ahora te preparo algo para reponerte.
No tenia tiempo,
pero me podía permitir llegar tarde.
Después de
la ducha, en la mesa del salón me esperaba un suculento y
abundante desayuno...
Con lo que has gastado estos días,
hay que alimentarte, me dijo ella...
Comí todo lo que
había en la mesa, mientras ella me miraba, con ojos alegres.
¿ Crees en la juventud eterna ?
¡ No !
le respondí... ¿ A que viene esa pregunta ?
¿
Te gustaría tener la edad que quieres para siempre ?
Me
gustaría que me tocara el Euromillon, con bote de año
bisiesto, pero creo que nunca ocurrirá.
Viajar por el
espacio, ver otros planetas, otros mundos, otros soles...
Los
lunes son mortales para todos, pensé, esta pobre chavala esta
desvariando por completo, a ver si tiene un coagulo del accidente...
¿ De verdad no quieres que te mire un especialista,
porque puedes tener secuelas del accidente ?
Come lo que
quieras, yo me voy a duchar, luego me llamas...
Se levanto,
la bata que llevaba se cayo al suelo, dejando su cuerpo desnudo,
sencillamente perfecto.
El día paso rápido,
muchas cosas que hacer, no tuve tiempo de pensar en ella, solo un
poco durante la comida.
Por la noche, un vez en casa, le
llame para quedar con ella, pero no cogió el teléfono.
Así pasaron los día, las semanas, tres meses.
Al final, respondió a la llamada...
¿
Donde te habías metido ?
Si te lo cuento me creerás.
¡ Prueba !
No, prefiero que vengas.
Salte
al garaje, me subí al coche y salí disparado hacia su
casa, tenia ganas de verla, abrazarla hacerle el amor hasta la mañana
siguiente o hasta que se me acabaran las fuerzas.
Al abrir la
puerta me di cuenta que su mirada había cambiado, estaba mucho
más triste que el día que la conocí, casi me
dieron ganas de llorar por verla así, parecía que se le
había muerto la familia entera en unos minutos.
La
abrace, como un niño, casi la ahogo, ella se rió, me
cogió la cabeza y me miro...
Si, eres tú...
Claro que soy yo o es que hay otro... pensé.
Me
llevo hasta el sofá, allí mismo nos fundimos el uno con
el otro, creo que la puerta de la casa se quedo abierta, pero daba lo
mismo.
Al cabo de un rato me entro sueño, un sueño
terrible, no hubo forma de resistirlo, me dormí.
Una
luz, muy fuerte, todo esta blanco, no... metálico... ¿
Donde estoy ?
Me incorporo, estoy encima de una camilla, las
paredes parecen metálicas, la luz sale del techo, pero no hay
lamparas, no hace frio, tampoco calor...
Me he llamado María
Magdalena, también Mona Lisa, Catalina de Medicis, Mileva
Maric, según haya querido ser alguien o pasar desapercibida...
Esa voz, es ella, pero no la veo, en ese momento una de las
paredes pierde su brillantes y aparece ella.
Llevo viviendo
más de dos mil años...
Un día ayudé
a un senador romano, que me lego este navío, él lo
recibió de un egipcio que a su vez lo heredó de una...
¡ Pero tú que estas desvariando !
¡
Venga que salgan los de la cámara que me traigan el ramo de
flores y todos contentos... !
No hay cámaras, solos tú
y yo, nadie más, estamos a siete años luz de la
tierra... quiero apagarme, estoy cansada de tanta guerra, miseria,
soledad...
¿ Soledad ?
Parece ser que esto es
una nave espacial, con una potencia inimaginable y solo puede ir una
persona...
Solo puede vivir una persona, el ordenador solo
permite coexistencia durante el legado, es decir, un día.
Por eso te he traído a este planeta, aquí el
día tarda el equivalente a una semana terrestre, es el día
más largo que conozco.
Entonces es cuando la pared
metálica que había detrás de ella, se borro,
para dejar lugar a un paisaje maravilloso, con dos soles y tres
lunas.
Unos pájaros volaban por un horizonte rosado,
dos volcanes soltaban un humo denso y negro. La vegetación se
parecía a lo que había visto dibujado del jurásico.
Llevaba puesto un traje muy ajustado, pero cómodo,
casi no lo sentía, parecía que iba desnudo... Entonces
fue cuando me miré al reflejo metálico de la pared, me
reconocí... ME RECONOCÍ, pero con veinte años
menos...
¿ Qué me ha pasado ?
He
regenerado tu mensaje genético, tienes una edad física
de unos veinte años, pensé que te gustaría, yo
me quedé con treinta y dos, era la edad que tenia cuando Él
se fue.
Cuando siento nostalgia de ella, salgo con mi nave,
me siento en la Luna y miro como nace la Tierra.